El BCE sube tipos al 0,5%: qué supone para la economía y nuestras hipotecas

La eurozona se enfrenta a un escenario inédito en  su historia. Por primera vez en  años, el Banco Central Europeo ha subido los tipos de interés para intentar controlar la subid de los precios, mientras  los fantasmas de una nueva recesión económica y de una crisis energética, y se prolonga la guerra entre Ucrania y Rusia.

La máxima autoridad monetaria y financiera de la región de la moneda común ha dejado atrás una era tras aplicar una subida histórica del precio del dinero del 0,5%frente al 0,25% que había comunicado el mes pasado, y prepara más aumentos a corto plazo.

Este cambio de estrategia pone sobre la mesa un millón de preguntas: ¿era necesaria en un momento de tanta incertidumbre como el actual? ¿Hasta dónde pueden subir los tipos en Europa? ¿Estamos abocados a una recesión económica? idealista/news habla con economistas de primer nivel para conocer qué hay detrás de esta maniobra del Banco Central Europeo, cómo va a afectar a familias y empresas, qué podemos esperar a partir de ahora y de qué dependerá el ritmo de normalización monetaria.

Las subidas de tipos, necesarias y tardías

El primer mensaje que lanzan los economistas consultados es que las subidas de los tipos de interés son “absolutamente necesarias” en un momento en el que la inflación está descontrolada. En la eurozona ha alcanzado el récord del 8,6% en junio, mientras que en España se ha disparado hasta los dos dígitos, marcando el nivel más alto desde 1985.

La única forma de dominar la inflación es restringiendo la oferta de dinero, que ha sido extremadamente generosa durante muchos años por parte del BCE. Si tomar dinero a préstamo cuesta, la gente se lo piensa y se reduce la demanda, por lo que la oferta tiene que bajar los precios para adecuarse a ella Es de primero de Económicas”, explica Miguel Córdoba, profesor de Economía Financiera en la Universidad CEU-San Pablo.

Lo mismo opina Benito Arruñada, catedrático de Organización de Empresas en la Universidad Pompeu Fabra, quien insiste en que “es imprescindible subir los tipos de interés para frenar la inflación y recuperar la normalidad”.

En esa línea, Daniel Lacalle, economista , afirma que “el problema no es la subida de tipos, sino la inflación y la resaca de los estímulos monetarios extraordinarios que se han puesto en marcha en los últimos años”.

De hecho, los expertos recuerdan que Europa va varios pasos por detrás de otras grandes economías como EEUU, Canadá, Reino Unido, Noruega, Suecia o Australia, cuyos bancos centrales han encarecido el precio del dinero en varias ocasiones durante los últimos meses para frenar la escalada de los precios. Una postura de cautela que podría tener consecuencias.

“Las subidas llegan tarde y el riesgo al que nos enfrentamos ahora es sobrerreaccionar”, afirma José Carlos Díez, profesor de Economía de la Universidad de Alcalá, aunque reconoce que “estamos en un momento de máxima incertidumbre en el que el BCE tiene que ser gradualista”. “Es muy complicado hacer un cambio en política monetaria”, puntualiza.

Qué pasa cuando el BCE sube los tipos de interés

A pesar de que la normalización monetaria es una necesidad, lo cierto es que tendrá consecuencias para las familias y las empresas, aunque los expertos descartan un shock generalizado y creen que el impacto se notará en casos concretos.

En los hogares, por ejemplo, los más afectados serán aquellos que estén pagando una hipoteca y otros préstamos a un tipo de interés variable que dependan de cómo evolucione el euríbor. Todos ellos se enfrentan a un sobrecoste mensual que se sumará al encarecimiento de la cesta, el combustible y las facturas domésticas.

Pixabay
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“Las familias tendrán que dedicar una mayor cantidad de su renta bruta disponible al pago de sus préstamos a tipo variable, que en España siguen siendo la mayoría a pesar de que en los últimos años se han concedido más hipotecas fijas. Por tanto, al subir los tipos y el euríbor, también subirán las cuotas mensuales de las hipotecas, que actualmente son el principal foco de endeudamiento de los hogares”, aclara Manuel Romera, director del sector financiero de IE Business School en IE University.

Romera pone un ejemplo : para una hipoteca de 300.000 euros con un tipo de interés de euríbor + 1%, pasar en pocos meses de un euríbor del -0,5% a un euríbor al 2% supone un sobrecoste medio de más de 200 euros al mes.

Aun así, el impacto se antoja limitado, al menos muy inferior al que se produjo durante la crisis de 2008, cuando el euríbor llegó a situarse por encima del 5%. Muy por encima de lo que espera de cara a los próximos meses: en general, el mercado ve al indicador hipotecario entre el 2% y el 3% en 2023.

En este sentido,  aclara que “para los endeudados con hipotecas a tipo variable, las subidas de tipos provocarán un incremento del pago mensual, pero también es cierto que muchos de ellos ya pagaban bastante más que ahora cuando contrataron la hipoteca, por lo que, si hicieron bien las cuentas, simplemente sería volver a los niveles previos. La sangre no va a llegar al río”.

Juan Villén, responsable de idealista/hipotecas, recuerda que antes de la crisis del 2008 y todos los problemas posteriores, que hundieron los tipos de interés hasta niveles inimaginables, el euríbor medio se situaba por encima del 3%. Es decir, que lo normal es que veamos los tipos de interés por encima de los niveles actuales, más cerca del 2-3% que del 0-1%.

En opinión de Villén, las cuotas de hipotecas a tipo variable se van a ver afectadas, pero como elemento aislado “no debería suponer un problema serio”. Sin embargo, recuerda que “a la subida de las hipotecas se une el encarecimiento de la energía y de los alimentos, lo cual reduce claramente la renta disponible de las familias”, aclara el responsable de idealista/hipotecas.

Otro colectivo que se verá afectado por el cambio en la política monetaria son las familias que recurren al crédito para financiar su consumo corriente, lo que los economistas califican como “muy peligroso”, así como las que necesiten financiación para comprar una vivienda o un crédito al consumo, ya que “les costará más de lo que esperaban”, alerta Córdoba.

En el caso de las empresas, el impacto también vendrá por el lado de la nueva financiación, sobre todo para las pymes. José Carlos Díez asegura que el mercado de capitales “se está colapsando, pero para las grandes empresas” y que las empresas de mediano y pequeño tamaño tendrán más dificultades “para que les renueven el circulante y acceder a nuevos préstamos”. Un informe del Banco de España, de hecho, ya constata el endurecimiento de las condiciones que establece el sector financiero al conceder créditos a familias y empresas en primavera, y espera una mayor contracción tanto de la oferta como de la demanda en verano.

Además, como señala el director del servicio financiero de IE Business School, la normalización de la política monetaria supondrá “sobre todo para las empresas muy apalancadas, un gran esfuerzo en su capacidad de pago. Hay que tener en cuenta que la ratio de cobertura de la deuda compara el flujo de caja libre con el pago de intereses y la amortización de la deuda, y si suben mucho los intereses y el flujo de caja no acompaña, esa ratio empeora”, argumenta Manuel Romera.

Córdoba también limita el impacto y recuerda que el encarecimiento del precio del dinero “supondrá un aumento paulatino de los costes de financiación, que llevan años con costes bajos. Por  lo tanto, si sus negocios están bien orientados, no tendría por qué afectarles especialmente, y bastaría con trasladar este incremento de coste al producto final. Otra cosa es la empresa que estaba mal y sigue estándolo, y que sólo pide préstamos de tesorería para seguir subsistiendo. En este caso, el incremento de costes puede suponer que tengan que cesar en su actividad”.

En esa línea, Antonio Pedraza, presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, afirma que las empresas se van a enfrentar a partir de ahora en “una mayor incidencia negativa en sus márgenes, junto a la subida del coste de energía y las cotizaciones sociales, en muchos casos difíciles de repercutir en los precios. Donde el tema es más grave es en las pequeñas empresas, que suponen más del 97% del total en España, con alto endeudamiento y muy afectadas por los costes laborales y la energía, es decir, el grueso de sus costes en la cuenta de explotación. Muchas de ellas son empresas zombis y están condenadas a desaparecer”.

Pese a todas estas consecuencias, los expertos recuerdan que tanto los hogares como las empresas españolas se han desendeudado con fuerza desde la crisis económica y financiera, y que la subida de tipos también tendrá efectos positivos a largo plazo.

Arruñada, por ejemplo, destaca que “la principal consecuencia directa de las subidas de tipos es un crédito más caro, aunque de forma indirecta provocará menor actividad económica a corto plazo, lo que con el tiempo se traducirá menor inflación y un crecimiento más sólido y sostenible”. A ello, según añade Córdoba, se suma que “los hogares no endeudados incluso pueden tener un incremento de renta al conseguir rendimientos positivos por invertir su dinero. En general, la noticia es buena para los rentistas y para Hacienda, que podrá gravar estos rendimientos en el IRPF”.

Se avecinan más subidas de tipos

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ya confirmó hace unas semanas que, tras la subida de 50 puntos básicos de julio, acometerá otra en septiembre, aunque de momento se desconoce con qué intensidad.

Muchas firmas de inversión creen que el movimiento será de al menos 50 puntos básicos (es decir, que a la vuelta del verano el precio del dinero se podría situar en el 1%), aunque también hay quienes creen que el ritmo de subidas debería ser todavía más agresivo, teniendo en cuenta que la inflación previsiblemente seguirá en niveles muy elevados en los próximos meses.

En opinión del catedrático de Organización de Empresas en la Universidad Pompeu Fabra, el ritmo de subidas de tipos debería ser “relativamente fuerte. El no hacerlo equivale a un comportamiento de avestruz y puede acabar obligándole a actuar de forma más drástica en el futuro”, asevera Benito Arruñada.

Lo mismo opina Manuel Romera, quien cree que los movimientos del BCE deberían ser “bastante más fuertes, ya que la inflación se le está yendo de las manos. Tiene que subir rápidamente los tipos para contrarrestar la inflación y para enfriar la demanda y ajustarla a la oferta. No hay tiempo que perder”.

Miguel Córdoba también defiende una política monetaria más agresiva. “Debería subir entre medio punto y un punto cada tres meses, hasta que la inflación cediera. La subida de julio, cuando partimos de tipos de interés negativos, es como no hacer nada”, explica.

Daniel Lacalle, por su parte, manifiesta que “es urgente que el BCE se tome en serio la inflación”. El economista jefe de Tressis recuerda que las expectativas de inflación a cinco años se encuentran actualmente entre el 2,5% y el 2,8%, por lo que los tipos deberían situarse entre el 2% y el 2,5%.

José Carlos Díez pone sobre la mesa otro factor que debe preocupar a la autoridad monetaria y financiera: el tipo de cambio entre el euro y el dólar. En las últimas semanas, la moneda común ha llegado a perder la paridad frente al billete verde, una situación inédita en las últimas dos décadas y, según Díez, “el BCE no puede dejar que el euro se deprecie. Si la Fed sube los tipos hasta el 3%-3,5%, en la eurozona deberían estar por lo menos en el 1,5%. Y si EEUU va un paso más allá, deberían superar el 2%. El diferencial entre la Fed y el BCE no debería superar los 150 puntos básicos”. Su opinión la comparte Lacalle, quien alerta de que “debilitar el euro es debilitar la economía europea“.

La recesión económica, al acecho

Las subidas de tipos llegan a Europa mientras crece el riesgo de que se produzca una nueva recesión económica. Las nuevas previsiones de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) ya apuntan a un crecimiento del PIB de España del 0,0% en el último trimestre del año y no descarta la recesión durante el próximo ejercicio.

“Soy de los que piensa que ahora tenemos más probabilidades de recesión. Creo que la inflación y la subida de tipos se va a llevar por delante el crecimiento”, argumenta el director del servicio financiero de IE.

Benito Arruñada también considera probable que la economía entre en recesión, y puntualiza que será “cuanto más tardemos en negar la realidad y tomar medidas, más prolongada será”. En el caso concreto de España, ve indispensable llevar a cabo un paquete profundo de reformas en materia laboral y fiscal.

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Mientras, José Carlos Díez critica la decisión del Gobierno de crear un impuesto temporal a la banca en un momento en el que la nueva financiación se va a restringir. “No hay necesidad de crear impuestos para aumentar la recaudación, porque la inflación ya es un viento a favor para el Estado. Lo que debería hacer es potenciar el crédito para contrarrestar el efecto del BCE”.

Para el presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, el riesgo de recesión no se centra solo en España, sino que “es un tema de Europa en su totalidad. Con la industria gripada hay países muchos más damnificados que el nuestro, donde el sector del turismo y servicios es un buen contrapeso a las circunstancias adversas que se vienen sucediendo”. Aun así, cree que “puede producirse una recesión técnica, en absoluto prolongada, que afectaría primero a países como Alemania o Italia”.

Como factores de arrastre, Pedraza destaca un posible corte del gas ruso, la continuidad de la guerra en Ucrania o una nueva crisis política en Italia, mientras que como factores positivos está que se mantenga la tendencia a la baja del precio del petróleo y las materias primas, lo que aliviaría la inflación de costes que está caracterizando a este ciclo.

Miguel Córdoba, en cambio, es más pesimista: considera que “la recesión es inevitable, incluso al margen de la inflación” y que “nos esperan uno o dos años de dificultad económica. Si las relaciones con Rusia, e indirectamente con China e India, se enquistan, la recesión puede ser profunda y prolongada. Pintan bastos en términos económicos, especialmente para los países que, como España, no tienen recursos energéticos propios”.

Unos efectos que podrían tardar en llegar

Y ahora llega otra pregunta del millón: ¿cuándo se empezarán a notar los efectos del giro en política monetaria? Según los economistas consultados, la respuesta es que el euro debería reaccionar al alza muy pronto.

En los últimos días, y a tenor de los rumores de que el Consejo de Gobierno del BCE debatiría en su reunión del 21 de julio una subida de tipos de 50 puntos básicos como finalmente ha anunciado, el euro ha escalado posiciones frente al dólar, llegando a situarse en 1,02 unidades del billete verde, niveles que no tocaba desde principios de mes.

Los analistas del Panel de Funcas creen que la divisa común seguirá cotizando por debajo de su media histórica al menos hasta 2023. Además, seguirá teniendo la vista puesta en los movimientos monetarios: el euro “podría volver a caer si el BCE se acobarda y sube los tipos por debajo de las expectativas”, según alerta el catedrático de Organización de Empresas en la Universidad Pompeu Fabra.

Respecto a la inflación, la previsión es que el efecto empiece a notarse como pronto en primavera de 2023, cuando, según Miguel Córdoba, “Europa habrá entrado en recesión mientras que Estados Unidos estará ya saliendo de ella y habrá empezado a bajar los tipos de interés (después de subirlos notoriamente en lo que queda de año). Una vez solucionado el tema de Ucrania, los principales países europeos habrán estabilizado sus cuentas públicas y comenzarán a salir de la recesión, aunque otros como España tendrán un enorme déficit público y un océano de deuda pública”. El profesor de Economía Financiera en la Universidad CEU-San Pablo cree que el escenario doméstico podría complicarse y que incluso podría derivar en un cambio de Gobierno anticipado.

Pero el plazo podría alargarse hasta 2024. “si hacemos políticas de oferta energética, es decir, tenemos que incrementar la oferta de petróleo y ‘commodities’ y reducir la demanda subiendo tipos, 2024 será un año de equilibrio si lo hacemos bien”. El presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas también cree que la inflación se situará en 2023 cerca del 3% y que se moderará de cara a 2024, volviendo al entorno del 2% que busca a toda costa el BCE con este nuevo rumbo monetario.

Fuente: Idealista News

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