¿Qué interesa más, comprar una vivienda de obra nueva o de segunda mano?

Cuando estás pensando en comprar una vivienda, una de las preguntas más comunes es si es mejor comprar una de obra nueva o una de segunda mano. Por ello, en este artículo vamos a hablar de factores a tener en cuenta que te ayudarán en tu elección.

En la mayoría de ocasiones, lo más adecuado es acudir a un profesional que te oriente sobre cuál es la mejor opción más adecuada para ti. Él se basará en tus posibilidades económicas, tus expectativas y las opciones que has pensado para que puedas elegir lo mejor para ti.

Vivienda de obra nueva

El metro cuadrado de la vivienda de obra nueva suele ser más caro que la vivienda de segunda mano. Sin embargo, el precio puede variar en función del momento de la compra. Si se compra durante la fase “sobre plano”, resultará más económico, mientras que si se hace la compra una vez finalizada la obra, resultará más caro. Por otro lado, el uso de nuevos materiales supone un ahorro energético que se verá reflejado en las facturas.

Si te decantas por la compra de una vivienda a estrenar, tendrás que tener en cuenta los siguientes puntos:

1/ El certificado energético. Las viviendas de nueva construcción suelen tener certificados energéticos superiores al A, lo que denota el bajo consumo del inmueble.

2/ Los trámites. El primer trámite será escriturar la casa e inscribirla en el Registro de la Propiedad. También tendrás que dar de alta los suministros y contratar un seguro del hogar.

3/ La cédula de habitabilidad. Al comprar una vivienda de obra nueva, esta cédula se incluye en el precio del piso o casa. Por tanto, esto no será algo de lo que debas preocuparte en exceso.

4/ Los impuestos. Lo más importante que tienes que saber es que las viviendas de obra nueva están sujetas al pago de un 10 % de IVA.

5/ Los gastos anuales. La tendencia más común es que las viviendas que se compran nuevas estén situadas en urbanizaciones y comunidades de vecinos con instalaciones deportivas, piscina,  seguridad… Todo ello puede incrementar los gastos anuales aunque, por otro lado, también mejorará tu calidad de vida.

Los trámites que se han de llevar a cabo pueden ser algo diferentes dependiendo de si es de obra nueva o de segunda mano. Así pues, vamos a ver las diferencias.

Vivienda de segunda mano

Se considera vivienda de segunda mano a aquella que ha tenido al menos un propietario o, aquella que haya sido alquilada por lo menos durante dos años y donde el nuevo propietario no haya sido inquilino con anterioridad. La localización es un factor importante a la hora de decantarse entre una vivienda usada y una vivienda de obra nueva. Aquellos que buscan vivir en zonas céntricas, a menudo se decantan por viviendas de segunda mano, ya que en estas zonas no suele quedar suelo para viviendas de nueva edificación. Por el contrario, las obras nuevas suelen localizarse en barrios y urbanizaciones más recientes y con menos servicios.

Estos son los factores que deberás tener en cuenta si te decantas por una vivienda de segunda mano:

1/ El certificado energético. Siempre has de tener en cuenta el certificado energético. Las viviendas antiguas suelen tener una certificación deficiente que te hará pagar más en las facturas de suministros.

2/ La cédula de habitabilidad. Si compras una casa de segunda mano debes informarte acerca de si tiene este documento vigente y el tiempo que le queda para caducar. Si este caduca pronto o no está vigente, deberás añadir este gasto, ya que es imprescindible para poder dar de alta los suministros.

3/ Los impuestos. Las casas o pisos que sean de segunda mano tendrán que pagar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP) que, dependiendo de cada comunidad autónoma y del precio del inmueble, puede suponer entre un 6 y 8 %.

4/ Los gastos anuales. Por su parte, las viviendas de segunda mano pueden suponer un ahorro en estos gastos, pero todo dependerá de las prestaciones de las que quieras disfrutar.

5/ Los trámites. En el caso de comprar una vivienda de segunda mano, tendrás que cambiar la escritura de nombre en lugar de hacer una nueva. Por otro lado, no tendrás que dar de alta los suministros ya que bastará con el cambio de titular de los mismos. Y, en caso de que haya recibos pendientes, tendrás que pagarlos. La inscripción en el Registro de la Propiedad como tal no habrá que hacerla, pero sí tendrás que cambiar el nombre del titular de dicha inscripción y poner el tuyo. Y, por último, deberás contratar el seguro del hogar.

Fuente: https://www.fotocasa.es/blog

 

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